Marzo 2005 – Creo que Lago del Desierto es la parte menos conocida de toda esta zona de Chaltén. Es una zona bastante remota, no tiene el acceso más fácil, pero vale la pena pasar unos días allí.
En el pueblo tomamos un transporte de excursiones regulares que nos llevó siguiendo hacia el norte, por la Ruta 23, la cual en este tramo es de Ripio, hasta el lago del Desierto donde nos embarcamos y cruzamos todo el lago hasta la Punta Norte. En los mapas de trekking se muestra que hay un sendero que bordea todo el lago por la margen Este, pero cuando fuimos nosotros, estaba caído el puente que se usaba para cruzar el Río de las Vueltas para poder acceder a ese sendero. Por eso tuvimos que cruzarlo en barco. La navegación dura una hora. En Punta Norte hay un puesto de gendarmería, al lado del cual te dejan acampar. Es un camping libre, sin servicios y no hay donde comprar comida. Hay que llevar todo desde el pueblo.

Hermosa panorámica del Lago del Desierto
Al Día Siguiente Iniciamos La Caminata Desde Punta Norte Hasta Laguna Del Diablo. Debo Decir Que Este Sendero Hace Honor A Su Nombre. Son 12 Km Y Nos Llevó Unas 5 Horas De Ida Y 5 Horas De Vuelta.

El Terreno Es Bastante Plano, Pero El Sendero No Está Bien Señalizado, Por Lo Que Perdimos El Camino Varias Veces, Y Eso Nos Demoró Más De Lo Que Teníamos Pensado. Sumado A Que No Hay Ningún Cartel Que Te Vaya Indicando Si Falta Poco, Mucho, Si Vas Por El Lado Correcto… Nada. Al Principio El Sendero Bordea Un Corto Tramo Del Lago.

Lago del desierto y Fitz Roy al fondo
Luego Se Interna En Un Bosque Bien Tupido De Lengas Y Ñires. El Bosque Es Tan Cerrado, Que A Pesar De Estar Lloviznando, No Nos Mojábamos.

Luego Se Empieza A Bordear El Rio Diablo Y Se Cruzan Varios Arroyos, Que Hay Que Vadear. Algunos Son Más Fáciles De Vadear Que Otros. Y Puede Que Algún Pie Termine En El Agua, Pero Nada Grave.

Hay numerosos vadeos durante el sendero
A Medida Que Nos Vamos Acercando A La Laguna Del Diablo, La Vegetación Es Más Abierta Y De Pronto Aparece El Refugio (Muy Pequeño, Con Solo Un Ambiente, Dos Tablones A Modo De Cama Cucheta Y Una Salamandra Pequeña).
Para nuestra suerte, en el refugio había dos extranjeros, que al vernos llegar tan mojados y muertos de frío, nos convidaron con un té caliente, que la verdad fue muy reparador (nosotros solo habíamos llevado algo de paté y galletas para picar al mediodía). Descansamos un rato y emprendimos el regreso al campamento. Si alguna vez vuelvo a ese lugar, me gustaría poder acampar allí. Se está en el medio de la nada, rodeado por naturaleza y montañas. Hay un silencio muy profundo que solo se interrumpe por el canto de algún pájaro o el susurro de los arroyos.
En esa zona se supone que hay huemules. Nosotros no vimos ninguno, pero al día siguiente, antes de tomar el barco de regreso, un grupo de gendarmes se estaba preparando para salir a buscar huemules para censarlos, ya que hacía tiempo que no veían ninguno.

Foto desde el refugio

Relato: Karina

Fotos: Darío